Conciliación laboral y familiar: las reglas de oro de la mamá activa

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Es indiscutible que a raíz de los polémicos incentivos que empresas referentes como Facebook y Apple han llevado a cabo para retrasar la maternidad de sus empleadas (a través de la financiación en tratamientos para congelar sus óvulos) se ha reabierto el gran debate sobre la conciliación laboral y familiar. Más allá de estas inciativas queremos ofrecerte una serie de consejos para que conciliar no se convierta en una pesadilla.

 

Es cierto que conseguir el éxito profesional es más difícil para una mujer que para un hombre.Las multinacionales alegan que se trata de incentivos para sacar el máximo partido a sus carreras profesionales. Pero, ¿es acaso una estrategia con intereses encubiertos? La indiscutible responsabilidad que supone la maternidad, y todo lo que ella conlleva, hace que las mujeres tengamos que sufrir un parón en nuestra vida profesional que a algunas les puede salir muy caro.

Pero más allá de algo tan natural como ser madre, siguen existiendo problemas (y pocas ayudas por parte de las empresas) para que las trabajadoras puedan conciliar su vida laboral y familiar. Las restricciones horarias, dejar todo organizado en casa y los posibles imprevistos que puedan surgir se convierten en el pan nuestro de cada día. Pero queremos echarte una mano y para eso, vamos a darte algunos consejos que te serán de gran ayuda a la hora de conciliar.

 

Las reglas de oro de la mamá activa

  1. ¡Organízate!

El tiempo puede ser tu mejor aliado o tu peor enemigo. Como mamá y mujer activa, intenta controlarlo bien. Por ejemplo, puedes ganar tiempo si preparas por la noche la ropa y las mochilas de los niños, y ocupándote de las facturas y otras cargas cuando tengas un momento libre. En cuanto a la compra, piensa en Internet. Basta con dedicar un cuarto de hora de tu almuerzo, ¡y ya está! Para no agobiarte, también puedes optar por hacerte la famosa lista: bien a principios de cada semana con todas las tareas (compras, citas médicas, reuniones de trabajo), o bien cada día, si la previsión no es lo tuyo. Algunas madres que trabajan, preparan la comida de toda la semana durante el fin de semana y la congelan. De este modo, por la noche, cuando estás más cansada, sólo tienes que calentarla; de esta forma ganarás un tiempo precioso para estar con tus pequeños antes de acostarlos.

 

  1. Adelántate en el trabajo

Ser madre no significa que rindas menos que un trabajador sin hijos. La concentración y una buena dosis de dinamismo serán tus puntos fuertes. Demuestra a tu superior que eres eficaz. Para ello, si llegas muy pronto a la oficina o comes muy rápido, haz que lo sepa sutilmente, enviando un email cuando todo el mundo se ha ido. Así, si un día tienes que salir antes, nadie podrá reprocharte tus imperativos familiares… Por último, haz saber a tus colaboradores que por la noche tienes que respetar un horario y que, por lo tanto, es una tontería empezar una reunión 30 minutos antes de iros.

 

  1. Cada cosa a su tiempo

Para estar al cien por cien en cada lugar, tienes que saber separar las cosas. En casa, olvídate del trabajo, y viceversa. Es el único modo de ser eficaz y de aprovechar momentos de calma. Y si realmente necesitas exteriorizar algunas cosas, llama aquellas personas más cercanas que puedan entenderte durante la hora de la comida. Si tus hijos tienen la costumbre de llamarte al trabajo por cualquier tontería, ¡páralo! Las llamadas deben reservarse para las urgencias. Lo mismo para tu jefe, que no te persiga con el teléfono o por email hasta cuando estás en casa. En ese caso, ¡no dudes en apagar tu móvil! El contestador se encargará de guardarte el mensaje.

 

  1. Tranquilízate

Tu existencia no debe concentrarse únicamente en tu familia y tu trabajo. Te necesitan, es un hecho. Pero tienes que saber reservarte tiempo para ti. Opta, por ejemplo, por practicar una actividad física: running o ir al gimnasio para liberarte, yoga para relajarte o incluso irte de compras con amigas para distraerte. Lo importante es que estés un poco sola contigo misma y recargues pilas.

 

  1. Déjate ayudar

Trabajar es una decisión que habéis tomado entre los dos, tu pareja y tu. Entonces, debes implicarlo en la organización de vuestra vida cotidiana. Que también te ayuden tus hijos. Fregar los platos, preparar la comida, pasar el aspirador, ir a comprar, bañar a los pequeños… El reparto de las tareas es indispensable para el éxito. Y si tienes los recursos financieros suficientes, también puedes contratar a una mujer de la limpieza, a una canguro para que se ocupe de los niños o echar mano de los recurrentes abuelos que siempre están ahí para echarnos un cable. Si no viven muy lejos, también pueden proponer actividades a tus pequeños durante el fin de semana, para que tengas un poco de intimidad con tu pareja.

 

  1. No te culpabilices

Ninguna mujer puede llevar todo sin recaer en algún momento. Aprende a ceder y a no culpabilizarse demasiado. ¿No has acabado todo lo que tenías previsto hacer? ¿No te quedan fuerzas para cocinar algo para los niños? ¡Que no cunda el pánico! No te querrán menos si les descongelas una pizza de vez en cuando, más bien al contrario. ¡Aprovecha tus momentos de tregua sin remordimientos!

 

  1. Sigue siendo mujer

Ser madre, esposa y mujer activa no te debe convertir en una esclava. La palabra clave para una felicidad total es: la feminidad. Demasiadas mujeres tienden a dar todo a sus personas más cercanas en detrimento de su bienestar. Así que, de vez en cuando, date algún pequeño capricho como ir a la peluquería, a un centro de belleza, cómprate un vestido sexy… En resumen, esto te ayudará a recordar que ante todo eres mujer y que estás orgullosa de serlo.