Fortalecer el vínculo afectivo con nuestros hijos e hijas

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“Conversar cotidianamente con ellos, reconocer sus aspectos positivos, apoyarlos en las tareas, comunicarles afectuosamente cuando algo está mal, ayudarlos a levantarse cuando han cometido un error, contenerlos cuando están tristes, abrazarlos, sonreírles. Todas estas acciones favorecen el vínculo con los hijos”, afirma la jefa del departamento de Promoción y Protección de la Infancia de Fundación Integra.

 

“Mi mamá siempre está conmigo, a veces salimos a pasear y otras nos quedamos en la casa conversando; me regalonea y me quiere mucho”. Esta es la respuesta que Maitena, una niña de 7 años, expresó frente a la pregunta “¿Cómo es tu mamá?”, en el contexto de rescatar las visiones de los niños y niñas en el Día de la Madre.

“Mi  mamá es muy buena persona, me ayuda en todo y me acompaña cuando estoy triste”, Gonzalo (12); “Es muy bonita y lo que más me gusta es su corazón”, Jorgito (4); “Tiene el pelo negro, hace la cama y me quiere mucho”, Gabriela (6); “Me gusta que sea alegre, siempre está bailando y cantando; además, me apoya en todo”, Diego (16); “Me gusta que me apapache”, Matías (8).

Las percepciones de los hijos e hijas son variadas y responden a la realidad de cada una de las familias; sin embargo, encontramos puntos en común en la valoración positiva de las acciones enmarcadas en el rol de madre y a la hora de evocar momentos compartidos. 

Para la jefa de Promoción y Protección de la Infancia (PPI) de Fundación Integra, Marisol Pérez, esto tiene relación con el vínculo afectivo que propician ciertas acciones, gestos y verbalizaciones de los sentimientos hacia los hijos e hijas.

“Conversar cotidianamente con ellos, reconocer sus aspectos positivos, apoyarlos en las tareas, comunicarles afectuosamente cuando algo está mal, ayudarlos a levantarse cuando han cometido  un error, contenerlos cuando están tristes, abrazarlos, sonreírles. Todas estas acciones favorecen el vínculo con los hijos”, asegura.

 La profesional hace hincapié en la importancia de lo anterior, destacando que “el vínculo afectivo es relevante en el desarrollo de los niños y niñas; fortaleciendo su seguridad, autoestima y la propia capacidad de entregar afectos”.

“A veces nos podemos sentir agobiadas porque tenemos que responder a múltiples funciones, somos autocríticas, nos sobre exigimos y estamos preocupadas de no fallar como madres; pero nuestros hijos son capaces de leer y percibir todo lo que hacemos por ellos”, expresa Paola Maldonado, madre y educadora de párvulos de Fundación Integra.

Tiempo de calidad

El concepto del ser mujer ha ido cambiando culturalmente con el tiempo, por una necesidad expresada desde el mismo género y cuya lucha ha significado la evolución de su rol dentro de la sociedad. Hoy en día, las mujeres no sólo son madres, sino que también son trabajadoras, jefas de hogar, amigas, hermanas, esposas -en caso de ser casadas-, entre otros roles y responsabilidades.

En este contexto, surgen factores que pueden intervenir en el tiempo para nuestros hijos e hijas, como el cansancio, las preocupaciones, la ansiedad y la falta de energía. “A veces nos podemos sentir agobiadas porque tenemos que responder a múltiples funciones, somos autocríticas, nos sobre exigimos y estamos preocupadas de no fallar como madres; pero nuestros hijos son capaces de leer y percibir todo lo que hacemos por ellos”, expresa Paola Maldonado, madre y educadora de párvulos de Fundación Integra.

La profesional asegura que “los hijos perciben ese amor incondicional de madre en cada una de las acciones y gestos, aun cuando a veces queremos estar solas, estamos ocupadas o nos enojamos por alguna situación”. Y es que cuando el tiempo compartido con los hijos e hijas está orientado a la calidad -y no a la cantidad- el vínculo está fortalecido.

“En función de la edad de nuestros hijos e hijas, debemos generar espacios intencionados de compartir con ellos en nuestra vida cotidiana, pero no forzarlos. Si uno está cansada, se lo podemos decir cariñosamente. No hay problema”, complementa la jefa de PPI.

La invitación en el Día de la Madre es a acercarnos a nuestros hijos y expresar cuánto los queremos, conversar con ellos y hacer el ejercicio inicial de preguntarles cómo se sienten, cómo ven a su familia, qué es lo que más les gusta y lo que no. Ellos saben rescatar la esencia del ser madre y, seguramente, más de una se va a sorprender -y emocionar- cuando escuchen sus palabras.