Okusa: un restaurante-emporio que reúne lo mejor de la historia y tradiciones de Magallanes

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El tesón y esfuerzo de sus propietarios, Inés Coro y Jaime Ivelich, dio vida a un lugar con plena identidad, donde los turistas y las familias magallánicas pueden revivir nuestro pasado y disfrutar de finas preparaciones culinarias.

 

 

DSC_2003 copia√Resulta agradable para todos los sentidos. El primero, la vista, pues desde que se aprecia el añoso caserón -ubicado en la esquina de calle O’Higgins con Avenida Cristóbal Colón- se comienza a disfrutar. Suaves tonos verdes cubren lo que fue una de las tradicionales casas del Punta Arenas del siglo pasado.

De hecho, la vivienda se edificó en 1890 y fue adquirida por sus actuales propietarios en 2008, con el fin de restaurarla y dar vida en ella a un viejo proyecto familiar: crear un restaurante-emporio que reviva toda la historia y calidez del Magallanes de antaño.

Se trata de Okusa, nombre que en croata significa ‘sabores’. Y no es de extrañar que hayan denominado así a este restaurante, pues sus propietarios son Inés Coro y Jaime Ivelich, orgullosos descendientes de la Republika Hrvatska y, además, dueños del exitoso local Sabores.

Ya entrando, no sólo la vista se recrea con cada uno de los detalles de su decoración, murales y suaves tonos. Los olores y sabores de sus exquisitas preparaciones también alientan todos los sentidos.

 

Un sueño…

Como todo gran proyecto, Okusa nació de un sueño. Con su esposo, ya tenían 13 años siendo propietarios de Sabores, local que hasta el día de hoy arrienda.

“Mi sueño siempre era tener algo propio… Viviendo cerca, yo siempre pasaba por aquí y decía que aquí iba a tener un local y Jaime me molestaba: ‘Mira, qué bonito se ve con las luces prendidas’. Pero, finalmente se produjo la oportunidad y adquirimos la vivienda”, contó Inés.

“Pero, yo no le hacía caso y le decía: ‘No te burles porque, cuando uno quiere algo, lo consigue’ y seguía en mi empeño, pues sabía que aquí iba a estar el restaurante más lindo de Punta Arenas”.

Duvalio Pérez, el arquitecto-vecino-amigo, fue con quien discutieron y diseñaron la restauración, la cual comenzó en 2009 y concluyó en 2010.

Y, como muchos proyectos, la apertura del local ya listo demoró más de lo previsto, pues la tramitación de los permisos respectivos duró dos años.

 

Tradiciones familiares

La historia familiar de Inés y Jaime está plasmada no sólo en las murallas, sino que en cada detalle de Okusa.

Inés Coro cree que su afición por la gastronomía la puede deber a su abuelo materno, Pedro Oyarzo, quien fue cocinero del famoso Hotel Kosmos.

Su marido Jaime, ingeniero civil, siempre había trabajado en temas turísticos, hasta que un amigo le propuso ser socios de Sabores, proyecto que se inició así, pero que, a poco andar, quedó sólo en manos del matrimonio Coro-Ivelich.

“Sabores se creó y sigue operando más como un restaurante para el público local y quisimos que Okusa tuviera un giro más turístico. Por ello, quisimos no sólo ofrecer una carta atractiva con platos internacionales, pero también con buena parte de lo mejor de la gastronomía y productos regionales, sino que capturar dentro del local pasajes importantes del pasado de Punta Arenas”, explicó Inés.

Así, Okusa mantiene la apariencia de un antiguo restaurante-emporio. De hecho, en la entrada se aprecia unas estanterías y mesón a la usanza de los viejos emporios que hubo en Magallanes.

Cuatro salones refrescan lugares y pedazos de la historia. Así, en el salón Gregorio se rescata la vida de las estancias y, de hecho, hay un mural que reproduce algo del campo de igual nombre que perteneció a los Menéndez y donde Américo Vicente y Odette Salles, abuelos maternos de Ivelich, trabajaron.

“El abuelo trabajó en las oficinas de Surco y administraba todos los negocios que estaban relacionados con los Menéndez, entre ellos la Estancia San Gregorio, por 50 años. Comenzó de junior y su último puesto fue administrador. Él le puso candado”, recordó Inés.

El salón Cosmos (por error con C, siendo que debió ser escrito con K) rememora el ya mencionado Hotel Kosmos y en él se quiere rescatar la actividad turística de la zona.

Dentro de este espacio hay un apartado, en que tiene un piano y exhibe un mural donde aparece Charles Darwin, pues también se quiso relevar la importancia internacional que tuvo Magallanes.

Un patio que se techó lleva ahora el nombre de salón del árbol, pues precisamente quedó dentro un ejemplar de una especie arbórea que no quisieron sacrificar. En este sector, se buscó crear un ambiente más familiar, asemejando una sala de clases para que puedan estar allí las familias con niños pequeños.

Salón del Puerto es el cuarto espacio que se usa sólo cuando hay ocasiones especiales o para recepciones a grupos que van de cinco a 20 personas. Aquí se buscó recordar la época dorada del puerto libre que hizo florecer a Punta Arenas. El mural ad hoc es el del barco Amadeo, el primer vapor de la familia Menéndez. Se agrega en la pintura el viejo almacén Domingo Coro e Hijos Ltda., que perteneció a Dinko Coro Violic, el abuelo paterno de Inés. “Y cerca del almacén, se quiso incluir lúdicamente al abuelo paterno de Jaime, Marco Ivelich Goic, con el camión de la molinera, porque él trabajaba en eso. Además  el nono aparece entregando un saco de harina  a mi hijo para el almacén”, relató Inés.